La Navidad capitalista es horrenda

No digo "la navidad" porque en esta fecha los cristianos recuerdan a un hombre (dios para ellos) que representa valores muy distintos a los que nos lleva esta sociedad capitalista.

Mientras más inhumana es la sociedad en la que vivimos, más necesitamos cosas que nos hagan creer que somos felices, o que nos otorguen algo de placer. Es como el opio del pueblo ("el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón") del que hablaba Marx, aunque él se refería a la religión y yo acá me refiero a la navidad consumista.

Para mostrar que la navidad capitalista es horrible, podríamos enumerar algunas cosas:
- Lo horrible que es el consumismo (en esta fecha se compra el 75% de los juguetes de todo el año). Los empresarios quedan felices y los chilenos, endeudados.
- La cantidad de desechos que se generan en estas fechas por tanto papel de regalo y por tanta cosa que se bota para ser reemplazada por un regalo, (recordemos que hoy día tenemos graves problemas de contaminación en el mundo entero).
- El despilfarro de energía producto de tanta luz de colores (consideremos que la gran crisis que se avecina es la energética)
- La cantidad de alimentos que se botan a la basura (el 40% de lo que se produce en estas fechas es botado a la basura... la desnutrición en el mundo crece todos los años en 4 millones de personas).

Bueno, aparte de eso, yo me pregunto por qué nos estamos creando, como seres humanos, necesidades que no tenemos. Por qué queremos un mp3 en vez de un discman, por qué queremos más ropa, más muebles, más juguetes, más pinturas... si no lo necesitamos.

Sería tan linda una navidad compartiendo con la gente que uno quiere, comiendo algo hecho con cariño, escuchando música y riendo.

¡No necesitamos consumir para ser felices!

Los regalos más lindos no se compran
Regalemos otras cosas, no consumo

"y que nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo" Rayuela

Caminar.

A veces se quiere caminar indefinidamente. Leyendo (o pensando) poesías que interpelen, escuchando a los árboles, conversando con alguno que otro que se cruce en el camino.

Y sólo eso. Caminar y caminar.

Dejando atrás situaciones, ideas, pasados y sentimientos... sobre todo sentimientos.

Vomitar.

O la segunda opción es vomitar. Vomitar palabras, gestos, calaveras y diablitos. Una que otra lágrima, quizás, si salen mientras nadie mira.

Y así quedar en los huesos. En los huesos de tanto vomitar.

Es la única forma de volver a alimentarse. Y llenarse de nuevas palabras, nuevos gestos, nuevos sentimientos... y diablitos y calaveras.

Nunca se acaba.

Una vez que se termina...

es inevitable volver a empezar.

... pero este puerto amarra como el hambre / no se puede vivir sin conocerlo

Carrete.
Desperté ebria.
Fui a trabajar.
Cansada, con sed.
Me subo al bus.
Me duermo.
Estoy en Santiago y de pronto en Valparaíso.
Y se me olvida el cansancio y la sed.
Y piso la calle del puerto y estoy feliz.


Amo Valparaíso

hoy día almorcé en un casino de la Universidad de Playa Ancha
y el mozo era muy mino... y se vestía como poeta
y trabajaba de mesero en un casino de la UPLA en Valparaiso...
me hubiera casado con él

"... a no olvidar que éste es un muerto de mierda" (benedetti)

La primera reacción fue de incredulidad. ¿No se estaba recuperando?
Luego vino un profundo sentimiento de injusticia, de frustración, de rabia. Este país de mierda. Los tribunales nunca lo condenaron. Quize creer en un cielo y un infierno, para tener la esperanza de que en otra vida se haría justicia.

Al poco rato, eso se fue mezclando con la alegría.

Y terminamos celebrando.
Porque este viejo no merece lágrimas de tristeza.
Porque la historia la hacen los pueblos, la hacemos nosotros... y nosotros ya lo condenamos. La historia lo condenará por siempre. Y eso es lo que vale, mucho más que una condena de los tribunales.

Y esas crisis que la mayoría de la gente considera como escandalosas, como absurdas, yo personalmente tengo la impresión de que sirven para mostrar el verdadero absurdo, el de un mundo ordenado y en calma, con una pieza donde diversos tipos toman café a las dos de la mañana, sin que realmente nada de eso tenga el menor sentido como no sea el hedónico, lo bien que estamos al lado de esa estufita que tira tan meritoriamente. Los milagros nunca me han parecido absurdos; lo absurdo es lo que los precede y los sigue.

De Rayuela...

"El general Pinochet va a vivir para no darle gusto a esa izquierda odiosa que puede hoy día estar celebrando"

Iván Moreira

Hoy en la mañana me llamó mi mamá y me dijo: ¿viste lo de Pinochet?. Sí, le digo, qué pena.
- ¿Pena? ¿cómo te va a dar pena?

No por él, sino porque se muere sin condena, porque no pasó un día en la cárcel. Porque mató a muchos compañeros, violó los derechos humanos, impuso un sistema inhumano, etc etc... y nunca tuvo condena.

Porque quizás le rinden honores a un traidor, asesino, dictador, represor.

Eso da pena. La (in) justicia de este país.
No hay nada que celebrar.