Yo debería estar estudiando en vez de andar escribiendo cosas en un blog, pero no aguanto más, necesito vomitar esto.
Soltaron al Divino anticristo. Lo vi en Marcoleta con su carrito de supermercado.
Al Divino anticristo se lo habían llevado a un hogar para enfermos siquiátricos porque una inmoviliaria de Lastarria (que está construyendo departamentos caros para gente cara) ya no quería seguir viendo a este hombre por ahí (claro, debe ser porque es vagabundo, se viste de mujer y anda con un carrito de supermercado), y el Alcalde de Santiago, ante tan lógica petición, lo mandó a un manicomio.
Ahora está libre, pero con buzo (sin su falda), rapado, sin su pañuelo en la cabeza y con muy pocas cosas en su carrito. Además, estaba en Marcoleta y él vivía en Lastarria. Es que ahora en Lastarria pusieron muchos letreros que dicen: Se prohiben carros de mano. Que es lo mismo que si dijeran: "Se prohibe al Divino anticristo".
Porque en Lastarria no se aguanta que haya un hombre vestido de mujer, que más encima vive en la calle, que más encima escribe poesías con palabras extrañas y que más encima anda con un carro. Porque no se aguanta la diversidad. Él no molestaba a nadie... pero el mundo lo ataca igual.
Y todos dicen que está loco... sí, quizás está loco.
Pero ¿y quién dice que nosotros somos los cuerdos?
Muchos extrañamos al divino anticristo, no porque escriba poesías, sino porque él es poesía, de esa poesía que interpela al mundo... aunque algunos digan que es por locura. Y sí, quizás a muchos les molestaba que él estuviera ahí, porque les recordaba que este mundo no es perfecto. Porque él es más humano que muchos de nosotros. Claro, es mejor taparse los ojos.
A la chucha...
dejen al divino anticristo vestirse como quiera, decir lo que quiera, dormir donde quiera, caminar por donde quiera. Si les molesta, tápense los ojos.